Las propuestas que hemos conocido hasta la fecha son inconcretas, de perfil muy bajo y en ocasiones bastante surrealistas. El PAR, una vez más, y quizás porque ya no tiene gran cosa que perder, se despendoló el otro día con eso de hacer un gran teatro donde ahora está La Romareda y mantener el proyecto anterior de llevar el campo de fútbol a San José. Es de suponer que De Pedro no solo se ha olvidado ya de las cinco líneas de metro que llegó a proponer Biel, sino que además aún no se ha enterado de que el tema del estadio ha girado sobre su propio eje para volver (en una pirueta sociopolítica de las más graciosas y significativas que se recuerdan en la Ciudad Inmortal) al mismo plan que propuso CHA en su día: rehabilitar la instalación sobre su actual emplazamiento. O puede que al candidato regionalista le haya soplado la teatral idea su compañero Callizo, deseoso de remediar el gatillazo del Fleta. Sea como fuere, el PAR puede, al menos, presumir de fértil imaginación (y de ser bastante más consecuente que el PP, ahora súbitamente convertido en fan del arquitecto Lamela).

Pero hace falta más, mucho más. Contrariamente a lo que dicen los reaccionarios locales, Zaragoza es una ciudad que ha mejorado mucho en los tres últimos lustros. Sin embargo, arrastra defectos de planificación muy notorios. Creció de forma desordenada, tiene nuevos barrios carentes de servicios esenciales mientras otros más antiguos caen en un paulatino abandono, necesita mantener con eficiencia sus equipamientos y debe completar la transformación de su programa de movilidad. Le harán falta ideas-fuerza, una vez pasado y repasado el impacto del 2008 y abandonado por la propia fuerza de las cosas aquel absurdo eventismo en que se metió el dúo Belloch-Blasco. Y sobre todo ha de aprobar su eterna asignatura pendiente: ser gobernada en beneficio de la mayoría y no del de esa élite volcada en el negocio inmobiliario.

Es hora de que las/os candidatas/os municipales se retraten. Con los pies en la tierra pero con imaginación. Con ambición pero administrando los recursos con eficacia. A ver pues.