Hace ya meses que a través del Consejo de Salud de Aragón, se solicitó a la consejera datos sobre el coste total de la campaña de la gripe del año pasado: personas contratadas para la campaña de información telefónica especial, número de llamadas recibidas, dosis administradas de vacuna contra la gripe estacional y contra la gripe A, coste de la campaña publicitaria especial, etc. Aún no tenemos respuesta, pero por el número de casos de la anterior campaña, ya queda claro que todo fue una costosa parafernalia.

Y desde luego, fue una auténtica irresponsabilidad política tanto la actuación del Ministerio de Sanidad como de las consejerías, mediatizadas por unas directrices más que discutibles de la Organización Mundial de la Salud, parte de cuyos asesores en este tema, son además asesores de las compañías farmacéuticas productoras de vacunas.

Es inadmisible la idea que se pretende transmitir desde el ministerio de Sanidad de que no ha existido pandemia por una simple cuestión de buena suerte, y además Trinidad Jiménez "volvería a hacer lo mismo", presumiendo encima de buena gestión (avalada por Zapatero).

Para ejemplos de buena gestión y de criterio claro el de Polonia: con su política de "no vacunación" la campaña anterior se saldó con 181 muertos en una población de 37 millones de habitantes, mientras que en España se ha saldado con 271 muertos de 47 millones. Eso, tras invertir innecesariamente en nuestro país autenticas millonadas de dinero público.para nada. Aún teniendo datos consistentes, ya a primeros de septiembre, de la benignidad de la epidemia en el hemisferio sur, sin que esta población estuviera vacunada. Aún siendo conscientes de las "rebajas" en controles y en responsabilidades en la producción y comercialización de la vacuna contra la gripe. La vacuna contra la gripe estacional nunca se ha producido con las prisas de la vacuna contra la gripe A en 2009. Los mecanismos de control de calidad de la producción fueron acelerados y especiales, porque si no se cerraba el negocio antes de que las vacunas estuvieran listas.

Y eso que hubo opiniones científicas muy contrastadas e independientes (no pagadas), que aconsejaban la no vacunación y la calma y tranquilidad. Pero aún así, las autoridades sanitarias hicieron caso omiso de estas certezas y pusieron en marcha una campaña alarmista (no beses, no des la mano,) gabinetes de crisis, compras masivas de vacunas y antivirales de dudosa efectividad y próxima caducidad. Señoras y señores, esta irresponsabilidad política se vende como excelente gestión. Si es así, que venga Dios, Buda, Alá, o quién sea y lo vea.

Afortunadamente, hubo médicos y profesionales responsables que no recomendamos la vacunación. Y hubo muchos pacientes y ciudadanos que no se lo creyeron. No se lo creyeron a pesar de la alarma social innecesaria, que añade costes indirectos al despilfarro producido. Porque la falta de análisis de lo que pasó en 2009 y la falta absoluta de autocrítica, esperando que el tiempo todo lo borre, junto con estos datos previos tan demoledores, evidencia que se dijeron medias verdades, con intereses variados. Intereses comerciales claros, de la industria farmacéutica hablando por boca de la OMS, originando el descrédito ya irremediable de una organización mundial de la salud, que muchos (ingenuos) creíamos neutral e independiente. E intereses políticos, firmando medidas imprudentes, excesivas e injustificadas, para salvar a los pobres españolitos de la plaga bíblica que se nos avecinaba, y alentando el terror social (escuelas que no se abrieron, bajas a maestras embarazadas, abortos voluntarios, predicciones de miles de ingresos en unidades de cuidados intensivos, noticia diaria en los telediarios, gabinetes de crisis).

Sin dar cuenta de los millones que se han tirado por la borda (perdón que han llenado los bolsillos de muchas empresas, será para generar la cacareada "confianza de los mercados"). Por ejemplo, 13 millones de vacunas compradas, de las que solo se han consumido tres. La compra de miles de envases de antivirales innecesarios. Sin informar que finalmente los ingresados por gripe real en España han sido menos de mil.

Dinero público y gabinetes de crisis, que bien hubieran venido en 2009 (y ahora) para poner en marcha soluciones al gran problema de este país, de entonces y de ahora: la crisis económica.

Porque estamos hablando de tirar el dinero público a sabiendas, en vez de emplearlo en alternativas más beneficiosas y urgentes. Un año después, no parece que nuestros gobernantes hayan aprendido la lección. Y desde luego, nadie ha asumido ninguna responsabilidad. Área de Salud de Izquierda Unida