Por si quedaba alguna duda sobre la absoluta desigualdad entre los españoles, el Congreso se dispone a dejar el Cupo vasco en casi nada, por lo cual aquella comunidad autónoma (en realidad un estado libre asociado) no solo se quedará con toda su recaudación fiscal sino que aportará al fondo común bastante menos de lo que reciba del mismo. Teniendo en cuenta que se trata de una de las regiones más ricas de España e incluso de Europa, el negocio es perfecto. Y encima bendecido por las dos principales fuerzas constitucionalistas: el PP, porque necesita los votos del PNV para sacar adelante los presupuestos y está dispuesto a pagar lo que haga falta; el PSOE, porque participa en el Gobierno de Euskadi, aliado a los nacionalistas.

El País Vasco dispone hoy de los mejores servicios públicos, y no solo porque los gestiona bien sino porque dispone de muchos más recursos financieros que, por ejemplo, Aragón. La Tierra Noble, tan española ella, tan entregada al unionismo, recibe a cambio una financiación insuficiente. Así, Garicano, el economista de Ciudadanos, pudo venir ayer a Zaragoza a predicar que nuestra bendita comunidad cobra demasiados impuestos y no puede competir con otras donde la carga fiscal es mucho más liviana. Claro, tiene razón... pero es que aquí, si no se obtuviesen ingresos sobre el terreno, no nos llegaría ni para vacunar de la gripe a los ancianitos.

Da risa escuchar al españolismo rampante hablar de igualdad de derechos. ¿Igualdad? Eso no ha existido nunca, y no tanto por culpa de los nacionalistas centrífugos (en cuyo ADN está el sacar todo lo que puedan para sus respectivos territorios) sino por la hipocresía de las fuerzas políticas que presumen de centrípetas y constitucionales, siempre dispuestas a comprar a buen precio el voto de los diputados periféricos.

El actual sistema de financiación autonómica es una broma. Y Rajoy había prometido renegociarlo, a ver si la cosa se equilibraba un poco. Pero de momento el microcupo va p’alante. ¿Por qué no le ofrecieron lo mismo a Cataluña? Total...