Los dirigentes de Zaragoza en Común suelen quejarse de que los medios informativos les identifican por sus siglas y no por su cometido institucional. O sea, que los titulares digan ZeC decide esto o propone lo otro... cuando deberían adjudicar todo ello al Ayuntamiento, gobernado, claro está, por la plataforma en cuestión.

Pero ahí se equivocan, porque ZeC no ha llegado a manejar nunca el gobierno municipal. Está ahí, en la alcaldía y las delegaciones. Pero constantemente pierde las votaciones en comisiones y plenos, lo cual reduce a nada su pretendido protagonismo institucional. De hecho, el municipio está bajo el control de un tripartito PP-PSOE-C’s, que desde la oposición hace y deshace a placer. El que los socialistas apoyasen en su día a Santisteve se ha convertido con el paso del tiempo en una especie de broma pesada a cargo de Pérez Anadón y sus colegas.

ZEC CHOCA a diario con las normas y leyes implícitas dictadas en la ciudad por los poderes reales. El asunto de la recalificación del suelo de la factoría Pikolín (como antes ocurrió con las instalaciones de Averly) ha ejemplificado a la perfección esto que digo.

Hasta la fecha, una operación de tal naturaleza habría ido por su carril, como la cosa más natural del mundo (incluyendo el acuerdo secreto del 2008 entre Soláns). Al romper esa lógica implícita pero insoslayable,

Santisteve y su delegado de Urbanismo, Pablo Muñoz, han roto las reglas. Por eso, una vez más, perderán la votación en el Pleno de hoy. A cambio, pueden sentirse satisfechos de haber obligado a sus contrarios políticos a realizar una serie de maniobras, regates y contraofertas que les han mostrado como perfectos agentes inmobiliarios.

Esta situación podría ser una maqueta a escala de lo que le espera a un Rajoy investido por pasiva, pero controlado al minuto por la presunta oposición. Sólo que el del PP nunca se dejará hacer lo que le hacen al alcalde cesaraugustano. Porque él sí está con quienes dictan la Ley. H