El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se reunió el lunes con el recién elegido secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Se trataba como es obvio de un primer contacto tras el cambio de liderazgo socialista, pero que adquiere una connotación menos protocolaria ante la cita que Rajoy tiene hoy en la Moncloa con el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas.

Las posiciones de partida de los dos grandes partidos antes de recibir al líder de CiU son coincidentes en un solo punto: la oposición a la consulta independentista del 9 de noviembre por considerarla inconstitucional. Más allá, en la reunión se evidenciaron discrepancias notorias, en palabras del propio Sánchez. El Gobierno se limitó en una nota posterior a la reunión a reiterar que ñno es momento de abordar un proceso de reforma constitucionalO, mientras que para Sánchez, no ofrecer una alternativa a Cataluña, enmarcada en una reforma federal de la Constitución, es una actitud suicida.

El PSOE ha hecho en estos últimos tiempos dos cosas. Consensuar internamente la Declaración de Granada (2013), que dibuja un modelo federal de Estado, y admitir que esa propuesta no puede ser un brindis al sol para tiempos futuros, sin fecha.

Sánchez ha dado muestras de mantener el compromiso federal y la voluntad de diálogo. Prueba de ello es que ya ha anunciado que espera reunirse en breve con Mas.

Sin duda la reunión del lunes no habrá servido para que Rajoy cambie su planteamiento, pero sí es importante que haya entendido que no tiene un cheque en blanco del PSOE para seguir con su inmovilismo. Lo que hay que esperar del encuentro de ayer en la Moncloa y de movimientos futuros no es que los dos partidos mayoritarios exhiban su fuerza institucional para levantar un muro legal infranqueable ante cualquier iniciativa procedente de Cataluña, sino que busquen tender puentes para salir de este callejón sin salida. La cuestión catalana es una cuestión española clave, sin cuya solución no es posible encarar el futuro.

El rechazo al referendo catalán fue la única coincidencia que hubo entre Rajoy y Sánchez. En el resto de los temas fue manifiesta su total discrepancia: la política de recortes. las reformas laboral, fiscal educativa y de la ley del aborto... son temas en el que PP y PSOE chocan frontalmente, y que Sánchez anunció que derogará cuando gobierne.