La mayoría de colectivos políticos, sociales y económicos aragoneses ha reaccionado favorablemente a la fusión entre Ibercaja y CAI . La idea de que la comunidad mantenga dos cajas unidas en un momento de concentración prevalece sobre los riesgos inherentes a una operación de esta naturaleza. No faltan las advertencias sobre el empleo, como tampoco la confianza de que, como ha sido habitual en el sector y particularmente en las dos entidades, las reducciones de personal se pactarán con los sindicatos y con los afectados. Si finalmente, la nueva entidad da el salto y su oferta por la catalana Unnim triunfa, se consolidará un grupo radicado en Aragón con unos activos próximos a los 100.000 millones sin consumir ayudas públicas. De la fortaleza de este nuevo grupo dependerá en buena medida asuntos estratégicos para Aragón.