En la próxima Junta General de Accionistas del 20 de diciembre, el Real Zaragoza presentará unos beneficios de 5,58 millones de euros correspondientes al ejercicio 15-16, casi tres más que en el anterior (2,7). Ese mismo día, la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) volverá a ponerle número a la deuda que todavía arrastra a cuestas: 84 millones, de los cuales 73 corresponden a terceros y 10,5 a la Fundación 2032. Cuando el actual consejo de administración se hizo cargo del proyecto, la deuda total ascendía a 107. En dos temporadas se ha reducido en 23 millones, una cantidad extraordinaria y que deja en buen lugar la gestión financiera.

84 millones de euros es todavía una cantidad muy considerable, para mirarla con el máximo de los respetos y capaz de mandar a la quiebra a cualquier SAD al primer despiste o irresponsabilidad. Pero en ese terreno la dinámica de trabajo del club es la adecuada. Aún queda mucha montaña que escalar pero la dirección es la correcta. El Real Zaragoza ha conseguido achicar su déficit histórico en el escenario más difícil, atrapado como está en Segunda, donde el dinero escasea.

La reducción de la deuda va por el buen camino, pero la SAD todavía está en deuda con el fútbol y los resultados. En los dos primeros intentos no consiguió el objetivo del ascenso y al paso por la jornada 16 del tercero, al proyecto se le contemplan todas sus virtudes y también sus importantes defectos. Aparte de otras vías abiertas para alcanzar un mayor desahogo, el maná verdadero está en Primera. Ese sigue siendo el reto: acompasar el excelente ritmo financiero con el deportivo, mucho más dubitativo.