Del Real Zaragoza de esta temporada cada cual puede seguir esperando lo que quiera, por si la simple fe hace llegar la suerte, pero los números, testarudos notarios de la realidad, hasta hoy dicen lo siguiente. En 19 jornadas el equipo de Natxo González ha ganado 23 puntos de 57 posibles, un pobre 40,3%, ocupa la decimotercera posición, solo tres puntos por encima del descenso, a nueve del sexto clasificado y por tanto del playoff, a doce del segundo y a trece del líder. En 19 jornadas solamente ha sido capaz de sumar cinco victorias, su balance de goles marcados-goles recibidos es negativo (-2) y su delantero principal, Borja Iglesias, que continúa siendo un jugador extraordinario, acumula ocho semanas sin nada que celebrar. Resumen categórico de por qué las cosas no marchan más allá de las sensaciones y de las expectativas, que son el libre refugio de cualquiera, también del que espera algo y no encuentra nada.

Como dice González, el Zaragoza no ha dado todavía con la estabilidad. No ha sido únicamente por pequeños detalles sino por contundentes razones. Hasta ahora, al equipo siempre le ha faltado algo. Cuando ha hecho goles, que 20 no es una mala cifra (el Cádiz suma 21), ha encajado mucho. Y cuando ha dejado de encajar, no ha hecho goles. Una cosa por la otra, al final el Zaragoza se ha pasado casi una vuelta sin apenas ganar partidos, mejorando aquí y empeorando allí. Entre Pinto, donde ha hecho noche camino de Valladolid, y Valdemoro. En tierra de indefinición.