Increíble, ¿no? El propio Rajoy estará sorprendido (y feliz). Porque, claro, las últimas sesiones en el Parlament ya habían degenerado en una especie de surrealismo bufo, y el secesionismo se dejaba llevar por una absurda e irreal épica que de inmediato degeneraba en disparate. Pero nadie estábamos preparados para lo que pasó a partir del viernes por la tarde, cuando los soberanistas votaron la república... y se fueron a casa tan panchos. Pues una vez proclamada la independencia, ¿acaso no se habría de llegar, de manera automática, a la Ítaca del mambo, la revolución, la maravilla fiscal y la Catalunya triomphant? ¿No se había asumido que esa sola palabra, independencia, sustituía con ventaja programas, propuestas, líneas de acción y cualquier otro esfuerzo político? Entonces, ¡a disfrutar!

Así ha ocurrido que la aplicación del 155 se ha convertido no en un paseo militar sino en un sencillísimo y amable expediente administrativo. Puigdemont pasó el fin de semana en Gerona haciéndose fotos a la hora del vermut y ayer se exilió en Bruselas, tras una fuga-chiste o un chiste-fuga que ahora tiene de los nervios al Gobierno belga. Los ardorosos indepes dan por hecho que acudirán a las elecciones convocadas desde Madrid. Los cargos públicos del PDECat y Esquerra que no han sido cesados siguen en su puesto amarrados Twitter. La CUP flipa. Los Mossos cumplen órdenes. Y ni Sáenz de Santamaría ni Dastis tienen margen para meter la pata como el 1-O y darle bazas a la competencia. El españolismo está que se sale.

Pero convendría no dejarse llevar por el entusiasmo del momento. Quedan en Cataluña entre millón y medio y dos millones de ciudadanos con el corazón partío y la fe medio rota. Sería bueno no olvidarlo. Al Gobierno central y a los constitucionalistas no les merece la pena sobreactuar en el ajuste de cuentas. Sigue habiendo un problema y la inteligencia democrática continúa siendo el mejor método para resolverlo en el futuro. Además, es dudoso que al destituido Govern deba culpársele de rebelión. ¿Rebelión esa cagada? En todo caso, ridículo.