Un dato económico preocupante fue conocido esta semana: la deuda pública española alcanzó al acabar el primer semestre del año un nuevo récord histórico: 1.107.287 millones de euros, que suponen el 100,9% del PIB, cuando el objetivo para el final del ejercicio comprometido con Bruselas es del 99,1%. El crecimiento de la economía en los últimos ejercicios no permite todavía quebrar la línea ascendente de la deuda en relación con el PIB. Y eso se debe a que el déficit público sigue sin estar embridado. Semejante volumen de deuda, que condicionará el gasto del Estado durante varias generaciones, solo puede bajar de forma significativa con un crecimiento económico sostenido en el tiempo y una política fiscal que permita equilibrar ingresos y gastos. Este ha sido uno de los mayores fracasos del Gobierno del PP, pese a la propaganda oficial.

El Gobierno señala que a fin de año se cumplirá el objetivo. Argumenta que ahora las emisiones de bonos son mucho menos costosas que hace unos años. Pero lo que no se dice es que el problema no hace sino agravarse.