Desgraciadamente, la corrupción se ha colado en la campaña electoral como uno de los elementos decisivos a la hora de decidir el voto.

La mayoría de los partidos en gobiernos autonómicos municipales o autonómicos, desde el PP al PNV, del PSOE a CiU, van a sufrir un serio deterioro no tanto por el lógico desgaste de la acción de gobierno como debido a las prácticas corruptas de algunos de sus cargos públicos o dirigentes internos.

El reciente caso del popular Alfonso Rus, presidente de la Diputación de Valencia y alcalde de Xátiva, a quien unas comprometedoras cintas lo han grabado presuntamente contando el dinero de las mordidas que cobraba a los constructores, no es sino el penúltimo eslabón de esta desgraciada cadena de miserias. Es casi seguro que de aquí al 24 de mayo tengamos conocimiento de algún caso más.

Para tratar de reducir en lo posible el efecto negativo de esa generalizada corrupción, la candidata del PP a la Diputación General de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, se ha apresurado a abanderar la lucha contra las malas prácticas negando de partida la mayor: en su partido (refiriéndose al PP--Aragón) no hay corruptos. Un poco como cuando el colombiano Gabriel García Márquez escribió en uno de sus relatos aquella celebrada frase: "En mi pueblo no hay ladrones".

En otros pueblos y ciudades ya sería otro cantar...

Si la candidata del PP, con tanta experiencia política como tiene, lleva este tema a la primera línea de su campaña es lógicamente porque sabe y teme que la corrupción pase una seria factura al PP. No solo a la derecha --también al PSOE-- pero especialmente al partido de Rajoy, cuyo pésimo resultado en Andalucía vino a demostrar asimismo que las políticas de recorte del estado del bienestar practicadas por el Gobierno durante los últimos cuatro años tienen también un coste añadido en el cómputo de los votos.

Recortes y corrupción, he ahí el temido binomio que puede quebrantar la placidez electoral de un partido que pierde las mayorías absolutas en muchos de sus feudos y ve cómo se le acercan por babor y estribor otros navíos de fuerte tonelaje.

La procelosa campaña que está a punto oficialmente de comenzar --aunque en realidad lleve mucho tiempo en marcha-- va a ser, mucho me temo, casi monotemática.