Cáritas Zaragoza ha presentado esta semana la memoria de 2016, rindiendo cuentas de las acciones realizadas. En estos días también celebra actos con motivo de su campaña institucional, que este año lleva por lema Llamados a ser comunidad. La campaña transmite el mensaje de que si deseamos sobrevivir como humanidad, estamos llamados a vivir formando una comunidad fraterna, en una misma casa común y con el sueño de que otro mundo es posible.

El año pasado Cáritas Zaragoza atendió a casi 12.000 personas. Su defensa de los derechos humanos se concretó en cinco ejes fundamentales: la dignidad e integridad de las personas, el derecho a una vivienda digna, la salud universal, la educación desde la igualdad y la defensa del empleo decente.

A dignidad e integridad destinó 51,5 de cada 100 euros de ayudas directas (para alimentos, y vestido básicamente). La acogida y el acompañamiento a las personas en situación de necesidad se realizaron con periodicidad diaria o semanal, desde un centenar de equipos parroquiales y once proyectos especializados.

36,4 de cada 100 euros de las ayudas fueron para el pago de alquileres, electricidad, gas y equipamiento de las viviendas, ya que son herramientas que favorecen los procesos de inserción. La labor se realizó en coordinación con las entidades y plataformas que trabajan por el acceso a la vivienda digna (Coordinadora de Centros y Servicios para Personas sin Hogar de Zaragoza, Zaragoza Vivienda, Programa de Infravivienda del Ayuntamiento de Zaragoza…).

Cáritas también ayudó al pago de medicinas, ortopedia, gafas... a quienes no disponían de medios suficientes para ello y se reforzaron los acompañamientos en la atención sanitaria, identificando las posibles trabas y dificultades. Además, Cáritas ofreció servicios sociosanitarios a través de la Residencia Santa Teresa y del Centro San Carlos para enfermos con trastorno mental grave. Especial mención merece la labor desarrollada a través de la Plataforma Salud Universal en la reivindicación de la sanidad en igualdad de condiciones a todos los ciudadanos.

También concedió becas de comedor, libros y material escolar para reforzar la escolarización en igualdad, llevó a cabo acciones de promoción y motivación del aprendizaje tanto de los menores como de adultos y realizó una extensa labor de sensibilización y coordinación con los centros educativos, promoviendo hermanamientos entre centros educativos zaragozanos y comunidades educativas en Bolivia.

Finalmente, también aprobó ayudas relacionadas con el empleo y, a través de la Fundación por la Inclusión Social, promovió la mejora de las competencias básicas y laborales transversales, junto a la búsqueda activa de empleo de las personas inscritas en su agencia de colocación. Por su parte, la empresa de inserción A Todo Trapo Zaragoza permitió la incorporación al mercado de trabajo de personas en situación de riesgo de exclusión social.

Además de la intervención directa se realizaron otras muchas actividades que ponen en valor la apuesta de Cáritas por la defensa de los derechos humanos de los últimos. La entidad diocesana compartió valores, poniendo en marcha 63 actividades educativas. Cáritas también sensibilizó a través de 38 acciones formativas y ejerció la labor de denuncia e incidencia pública, estando presente en más de 100 espacios como las plataformas del ámbito del tercer sector, cooperación internacional, salud universal, personas sin hogar, salud mental, migraciones, prostitución y trata, entre otros. Asimismo, presentó alegaciones y aportaciones para la mejora de distintos procesos legislativos, planes y reglamentos de las administraciones públicas en materia de acción social y servicios sociales.

Todo fue posible por la generosidad de más de mil cien personas voluntarias y casi 7.000 socios, por las aportaciones recibidas en forma de donativos y legados, y por el trabajo profesional de 110 personas.

*Director de Cáritas Zaragoza