Familias, inspectores de Educación, docentes y técnicos de la consejería integran un grupo de trabajo que está elaborando una alternativa a los clásicos deberes. El texto aborda por primera vez en Aragón el debate sobre las tareas escolares y, con buen criterio, señala que deberían tener un alto grado de voluntariedad y que su no realización no tuviera consecuencias punitivas. Aboga porque sean más imaginativos o que potencien trabajar en equipo. Una buena iniciativa que, en todo caso, debe contar con la aquiescencia de la comunidad educativa, tras una profunda reflexión.