Aunque algunos autores que hoy llamamos clásicos como Herodoto,admiraron tanto a las hormigas que hasta les atribuyeron el trabajo de acarrear granos de oro y algunas otras ambiciosas tareas propias de los seres humanos, "la verdad es que la frugal vida que hacen, la disciplina que mecánicamente acatan y el sentido colectivista que en ellas prevalece sobre cualquier intención individual, sorprende y se suele elogiar, si bien nunca por tener parecido con nosotros sino por la asombrosa idoneidad que revelan para vivir en común.

Es sencillo suponer que en cualquier ciudad por numerosa que sea su población, vivan más hormigas que seres humanos pero ¿cuánto durarían de estos últimos si tuvieran que someterse a las exigentes normas naturales que rigen la convivencia en un hormiguero? Evidentemente, las hormigas "nacen aprendidas para convivir", aceptando sin rechistar, el papel que les toque ejercer entre las que vivan en el mismo habitáculo.

Explican los entendidos, que todo lo que acumula en el buche una hormiga no es para que sólo ella pueda alimentarse porque la mayor porción, se destina para el consumo de la comunidad; el contenido de

ese buche de posición abdominal que la hormiga llena de cosas comestibles no es por tanto, para la portadora en particular sino para la comunidad a la que pertenezca y de ahí la denominación que recibe, de "estómago social", porque su contenido cabe regurgitarse y ser aprovechado luego, por otros individuos del hormiguero, incluidos los zánganos.

Es curioso que algunas especies de hormigas como la hormiga amazona, se adaptó en tan alto grado a la caza de esclavos (hormigas de vivideros diferente) que sin ellos, sería incapaz de subsistir; sus herramientas bucales les permiten acabar de un sólo mordisco con cualquier rival pero esa habilidad hace que, al transformarse sus mandíbulas en armas, pierdan su originaria multiplicidad de usos y acaben dependiendo de esas hormigas esclavas, hasta el punto de que son incapaces de comer y les resulta indispensable que sean sus esclavos los que asuman ¡por ellas, esa tarea!

Podría pensarse que las hormigas dieron con la piedra filosofal de la vida en común pero parece ser más cierto que el comunismo que practican no acaba en absoluto, con las clases sociales porque la igualdad es impracticable en los hormigueros; la reina sólo puede ser una y las obreras jamás podrían mejorar su modesta condición ni por supuesto podría vivir en la comunidad, una hormiga líder que pudiera prometerles a las obreras una revolución; tampoco consta que una hormiga obrera aspire a ser reina ni que ésta concediese a una de ellas,

la condición de primer ministro o un derecho sucesorio sobre el trono-

La organización social de las hormigas es intraspasable al género humano. Hubo alguien que en su día, escribió a Lenin, recomendándole que organizara la URSS imitando a las hormigas;no sé si aquella carta iba en serio o sólo era un intento irónico para advertir al zar rojo de lo inviable de su proyecto comunista porque no somos hormigas.

Las hormigas comunes nacen predestinadas a tener la misma vida que tuvieron sus ascendientes y que sin ignorarla lucha que cada hormiguero pueda mantener con vecinos e invasores, siempre están a lo que les manden por encargo implícito de la reina; si fueran seres humanos no desconocerían que carecen de libertad ni predestinadas sólo a la vida que hacen.

En el Amazonas habita una hormiga roja con fama de ser el más agresivo de todos los insectos; mide unos tres centímetros de largo, está provista de un espolón en la cola con el que ataca en cuanto toca carne y no espera a ser molestada para acometer. Dos especialistas, Wilson y Hölldobler aseguraban que las hormigas "son las pequeñas criaturas que gobiernan el mundo", representando hoy, la culminación de la evolución de los insectos, del mismo modo que los seres humanos representan la cumbre de la evolución de los vertebrados"; por ahora, eso es todo aunque sea de esperar, que a las hormigas no les dé por intervenir en política.