La zona Expo, aunque sea de forma paulatina, está recobrando cierto interés; consejerías y juzgados se han instalado sin escatimar espacio, es una manera de congratularnos después de los malos presagios que se daban una vez finalizada la Exposición Internacional. Expandir la ciudad en una zona natural del río, sin vislumbrar especulación urbanística, ya es algo, al menos de momento. El optimismo y la autoestima que infundió a los zaragozanos, fueron importantes, pero también habría que recordar los millones de euros que se gastaron sin conocimiento de causa, sobre todo para ser conscientes de lo que se ha hecho con dinero público sin tener en cuenta la sostenibilidad. Si ahora pilláramos los más de 80 millones que costó el pabellón puente diseñado por la psicodélica arquitecta Zaha Hadid o los 12 millones que se gastaron en la telecabina, si ahora los pudiéramos reunir para beneficio de la ciudad y los ciudadanos, seguramente no lo invertiríamos en un puente del que no se ha conseguido establecer una rentabilidad real y social, ni en la telecabina que cuelga abandonada. Los esfuerzos e intentonas que se han hecho para que el pabellón puente tenga una función, han sido baldíos, si ahora el gladiolo empieza a tener novios que plantean proyectos como la Ciudad de la Movilidad, con un museo de la historia del automóvil, ferias de automoción, zona lúdica, y son 20 las empresas que se suman para conseguir que Zaragoza sea un referente europeo de ciudad inteligente y de movilidad sostenible, pues, el escepticismo me embarga. Y ¿qué dice el Ayuntamiento de Zaragoza? se posiciona con una condición sine qua non, no la apoyará sino resulta ser un espacio público, es decir, gratuito, por si hay otras pretensiones. ¡Bien pensado! .

*Pintora y profesora