Hoy se reúne el Consejo Confederal de UGT en el que está previsto que Cándido Méndez, su secretario general a lo largo de más de 20 años anuncie el adelanto del congreso del sindicato al 2016, un año antes de lo que estaba previsto. Méndez ya había anunciado su voluntad de no concurrir a una reelección, pero los hechos ahora aconsejan adelantar el congreso. ¿Y cuáles son los hechos? Con alguna especifidad y no menor , los que pueden afectar a las estructuras de representación de España, y en toda Europa. El sindicalismo clásico ha sufrido una gran erosión en los últimos años. Por un lado, el enorme incremento del paro ha reducido la base de afiliados; por otro la prolongación de la crisis ha hecho que las políticas de negociación de épocas de vacas gordas se hayan venido abajo, mientras las reformas laborales han liberalizado el mercado de trabajo. Y además surgen nuevas formas de empresa y de trabajo que no se adaptan a los esquemas clásicos. La globalización ha hecho también que el capital se mueva con toda libertad y pueda imponer mejor sus condiciones. La socialdemocracia, y la izquierda tradicional en general se han quedado húerfanas del marco en el que se movían en Europa desde el fin de la segunda guerra mundial. Hay que reiventarse. Y a parte, y no menos importante, los sindicatos son diana también del hartazgo ciudadano por la corrupción. Los ERE de Andalucía, las tarjetas opacas de Caja Madrid, el papel de las sindicalistas en los consejos de administración de las cajas... Hay demasiados casos que evidencian que las estructuras sindicales están tan tocadas como las de los partidos. Las grietas del edificio levantado en la Transición les tocan de lleno.

NUEVOS ACTORES

Si los partidos tradicionales han de hacer frente a la rebelión ciudadana, que ha generado el fenómeno de Podemos, los sindicatos tienen ante sí también la amenaza de un nuevo actor en su ámbito. El recién aparecido Somos, una iniciativa que surge de las entrañas del partido de Pablo Iglesias pero con un grado de concreción aún menor y sin rostros visibles. El próximo año tendrá lugar la renovación de la representación en la mayor parte de las empresas españolas. Son elecciones donde los nombres propios tienen en principio más peso que las siglas, pero UGT, CCOO y otros clásicos harían bien en tomarse la renovación muy en serio.