Récord de participación. Independencia versus soberanismo. Todo en pro de decidir el futuro de un “país” que parece estar protagonizando una tragicomedia de profundo calado. Infinitos sondeos previos elucubrando los posibles resultados que hoy todos los pseudo comentaristas desmenuzan y critican en positivo o en negativo dependiendo de cómo de acertadas hayan estado las empresas responsables de las encuestas; tiempo y dinero invertido irracionalmente; deterioro social; fracaso político; desastre económico… En definitiva, debacle estructural. Toca dirimir las diferencias entre grupos políticos y comenzar una nueva etapa, una singladura que permita retomar la “normalidad” catalana, y por ende, española. No importa tanto quiénes sean los que a partir de ahora se hagan cargo de definir el rumbo catalano-español sino de que cumplan con la máxima que ha gobernado estos comicios, los cuartos en siete años: iniciar un cambio de ciclo, generar un clima de estabilidad institucional y seguridad jurídica, y garantizar lo absolutamente indispensable a día de hoy, el crecimiento económico de una comunidad que ha caído en el abismo más absoluto. Es momento para hacer una lectura en positivo del 21-D e invertir los máximos esfuerzos por lograr acuerdos que posibiliten la gobernabilidad y eviten que la historia se repita. No más elecciones, no más despropósitos, no más esperpentos políticos que sigan poniendo en juego la imagen de marca y el futuro de una tierra otrora próspera. No repitamos. Recuperemos, repensemos y reconstruyamos. H *Periodista y profesora de universidad