El Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente tiene que ser ágil para hacer frente a las consecuencias de las riadas en el Ebro. Además de vanagloriarse, como hizo ayer García Tejerina, del impacto positivo de los embalses en la laminación de la crecida, la ministra debe responder a las dos cuestiones que están sobre la mesa: declarar la «zona de urgente actuación» para facilitar ayudas a los damnificados y permitir, como pide la DGA, la limpieza del cauce.