Javier Lambán ha logrado este fin de semana un abrumador apoyo a su candidatura para dirigir el PSOE aragonés durante los próximos años. Arropado por una mayoría del 95% de los compromisarios del decimoquinto congreso regional socialista, el alcalde de Ejea y diputado autonómico ha renovado la ejecutiva y ha proyectado un mensaje de ejemplaridad, unidad y ambición con el que, dice, pretende recuperar la hegemonía política que permita a la socialdemocracia aragonesa acceder de nuevo al gobierno de Aragón y de otras instituciones perdidas en los comicios locales y autonómicos. La llegada de Lambán al poder ha sido posible gracias a su control de la militancia zaragozana y tras un amplio pacto con las agrupaciones socialistas de Huesca y de Teruel que sustentaron la prolongada etapa de poder de Marcelino Iglesias. De momento, y a diferencia de lo ocurrido en otras federaciones regionales de este partido tras el varapalo del 2011, ha obtenido una importante unanimidad, pero el nuevo secretario general es consciente de que necesita extender ese pacto con la militancia a la sociedad en su conjunto.

En su primer discurso como líder socialista aragonés, Lambán se puso el mono de jefe de la oposición y se mostró dispuesto a fiscalizar con rigor la labor de gobierno del PP y el PAR al frente del Gobierno de Aragón del mismo modo que tenderá la mano a la presidenta Luisa Fernanda Rudi para buscar acuerdos en empleo, reforma administrativa o competitividad. Será difícil ver durante esta legislatura un acercamiento entre los dos principales partidos de Aragón, pero la disposición de Lambán al entendimiento es un buen principio. En política autonómica, cuenta a su favor con la libertad que le da haberse alejado de las decisiones más controvertidas de la etapa de Marcelino Iglesias al frente de la DGA, aunque su excesiva acumulación de cargos en la transición de las elecciones le obliga a tomar medidas inmediatas. La primera, habría de ser la de concentrar su trabajo en las Cortes de Aragón, dejando de lado sus competencias en la diputación provincial. Otro de los ejes de la acción política de Lambán será el municipalismo. Su condición de alcalde y su profundo convencimiento de que en los ayuntamientos empieza todo, supondrán una exaltación del poder local como fórmula para la reconquista del espacio político desde unas políticas de izquierda más definidas. El Ayuntamiento de Zaragoza, y el papel que juegue en los próximos meses el alcalde Juan Alberto Belloch, con el que el nuevo secretario general parece haber recuperado la sintonía, serán un banco de pruebas y pueden ser la mejor proyección para el nuevo PSOE de Lambán.

Para liderar esta etapa, Lambán ha confeccionado una ejecutiva que aúna veteranía y renovación. Destaca la presencia, como número dos del partido, de Eva Sáenz Royo, exdiputada en el Congreso en la primera legislatura de Rodríguez Zapatero que se alejó de la primera línea de la política para afianzar su carrera universitaria y consolidar su plaza como profesora de la facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza. Quienes la conocen, definen a esta mujer joven, hija del histórico militante José Félix Sáenz Lorenzo, como una militante muy preparada, de verbo fluido y con grandes habilidades sociales. De ella, colgarán otros secretarios ejecutivos también renovados: los también profesores Ignacio Urquizu y Alberto Sabio, la diputada nacional Pilar Alegría y nombres más experimentados como Miguel Gracia, Jesús Miguel Franco, Roberto Fernández, Fernando Gimeno o Eduardo Bandrés. La recuperación del exconsejero de Economía para la ejecutiva era un secreto a voces y, probablemente, la decisión más controvertida de Lambán, al recuperar a un hombre intelectualmente brillante pero muy quemado por su etapa de presidente del Zaragoza en la oscura etapa de Agapito Iglesias como propietario de la principal entidad deportiva aragonesa. Ahora, Lambán deberá demostrar si es capaz de mantener un liderazgo equilibrado en una organización compleja y dada a los conflictos internos cuando está ausente de poder institucional. Para conseguirlo, resultará determinante la participación interna, a la que ayer invocó y que tan necesaria parece para el reflotamiento de un partido anquilosado en estructuras históricas. Además de una ejecutiva equilibrada y plural, aún están por definir los cauces que seguirá el nuevo líder para devolver a la militancia ese protagonismo perdido, e incluso si existe voluntad de abrir los procesos internos a los simpatizantes.