Las campañas electorales son para prometer, olvidar lo incumplido, ilusionar, pedir apoyos, movilizar al indeciso, descalificar al contrario..., todo vale por un puñado de votos: prometer mejores comunicaciones, viviendas de alquiler, más servicios sociales y hasta 18.000 nuevos empleos en lo que queda de año, todo se puede hacer, porque nadie lo cree. Pero es igual... estamos en campaña electoral.

Dicen los expertos que las campañas cambian poco la intención del voto, en el caso del próximo día 24 hay un cierto morbo por saber si se cumplen las expectativas electorales de las nuevas marcas electorales y si el bipartidismo resiste o se resquebraja. Al margen de eso, los debates han sido tediosos, los programas increíbles y los mítines grises de los burócratas han sustituido el empuje y fuerza del alma de los creyentes.

Salvo muy raras excepciones las campañas son así en todos los países, porque en esta democracia de tertulianos y audiencias televisivas, olvidamos con frecuencia que las campañas no pueden sustituir al producto. Donde sí somos diferentes es en el uso de ese tiempo para colar de rondón acuerdos y decisiones de los gobernantes con fines electorales o compensaciones indecorosas. La adjudicación de la construcción del hospital de Alcañiz a una UTE integrada por OHL e Iridium por 400 millones de euros con una encomienda de gestión privada durante 20 años, es un despropósito realizado con la oscuridad propia de quien sabiendo las necesidades hospitalarias de la comarca quiere colar un modelo de gestión sanitaria no público. Al más puro estilo "trilero" juegan con la precaria atención sanitaria de los ciudadanos para hacer ideología, desmontando a hurtadillas la sanidad para beneficio de un puñado de empresarios y accionistas.

Ni la marcha atrás que se está dando en Madrid, ni los recursos jurídicos pendiente, ni los reiterados atrasos, ni el rechazo social y político, han podido con la obcecación neoliberal de un gobierno abducido por el "capitalismo de amiguetes". Esta adjudicación, además de crear un mal precedente e inseguridad jurídica a los adjudicatarios, pone en cuestión la ética democrática de quien la hace y cuestiona la función de servicio a todos los ciudadanos de unas instituciones democráticas representativas y transparentes.

Aunque en menor medida, por su transcendencia y por el proceso de tramitación pendiente, la gerencia de urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza tomó en la última semana de abril, los acuerdos para la renovación de la concesión administrativa, por 75 años, del campo de futbol La Romareda a favor de la actual propiedad del club que se compromete a realizar además de la ampliación y reforma del campo, una zona de servicios comerciales y viviendas .Además en esas mismas fechas se da el visto bueno para que la antigua planta de Pikolín en la carretera de Logroño pueda convertirse en un centro comercial y modificar el PGOU a petición del promotor para construir un edificio de veinte alturas junto a la plaza Europa. Son actuaciones muy controvertidas que merecen debate, posturas claras y transparencia respecto de los interesados. Las prisas y el momento son las peores aliadas para evitar las suspicacias y el descrédito institucional y político.

La palma se la lleva las medidas para fomentar la natalidad que aprobó el pasado Consejo de Ministros, subiendo las pensiones de las madres con más de dos hijos entre el 5% y el 15%. ¿A quien puede estimular aumentar la familia por el aumento de la pensión futura?.Es un disparate, las familias necesitan apoyos cuando los hijos crecen, y las madres jubiladas aumentos de pensiones para vivir, con la mejora de los complementos a mínimos y el apoyo selectivo a los pensionistas que asumen el desempleo y la precariedad de hijos y nietos. Es muy chocante ver cómo un Gobierno tan austero y restrictivo, se torna manirroto ,reduciendo cuotas y subiendo pensiones en periodo electoral a costa de una caja de la seguridad social que ha vaciado ya en más del 40%.