Ahora mismo en el Zaragoza, Rubén es el ejemplo más vivo de que en el fútbol se puede pasar del cielo al infierno y de que lo que hoy es blanco mañana puede ser negro. O a la inversa en este caso. El club empezó el verano con la idea de desprenderse de él y no solo por motivos económicos. Luego, el central realizó una pretemporada muy seria y ha comenzado la Liga rejuvenecido, firme y titular por delante de Vallejo. Es otro Rubén. Ahora solo falta que conserve este tono y que si algún día vuelve al banquillo siga igual. Siendo útil.