La pérdida de unas elecciones no solo representa la imposibilidad de formar Gobierno, puede impulsar también decisiones personales o de carácter interno en las formaciones políticas que no reciben el suficiente apoyo electoral. El caso del PP en Aragón y el de su presidenta Luisa Fernanda Rudi, resumirían este tipo de escenarios que se generan tras una derrota. El perfil político de Rudi no es para liderar la oposición. O dirige o busca otros horizontes. Por lo que aparenta, la presidenta en funciones del Gobierno aragonés se despedirá de las Cortes y hasta de su máxima responsabilidad en el partido en la comunidad con el Senado como posible objetivo. Aquí se queda el Partido Popular, que deberá buscar soluciones a las consecuencias de las políticas aplicadas por quien ahora busca nuevos escenarios en otro nivel.