La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ha convocado elecciones anticipadas en su Comunidad, sin que en principio se sepa muy bien por qué.

Desde el punto de vista del Partido Popular, se trata de un truco, de un movimiento en clave interna o partidista, destinado a reforzar la imagen de la lideresa andaluza y quién sabe si a proyectarla hacia el resto del país como un posible cartel electoral para los comicios generales del año próximo.

De ser así, los andaluces, efectivamente, estarían siendo víctimas de un juego muy parecido al que Artur Mas se viene gastando con los catalanes.

El president --ya por poco tiempo-- no sabe qué hacer para incrementar una base independentista que se ha estancado, y por eso convoca manifestaciones, consultas anticonstitucionales o falsas elecciones plebiscitarias, concepto asimismo contrario a nuestra Carta Magna.

Susana Díaz no quiere la independencia para su Comunidad, por suerte, pero sí su dominio político. Quiere demostrar que en su primera cita con las urnas es capaz de refrendar su supuesto carisma y que en su cabeza hay algo más que las provincias andaluzas y su alianza con la Izquierda Unida de Valderas. Quienes conocen a Díaz me dicen que es socialista hasta el tuétano, mil por mil partido, y por tanto la persona más idónea, más, sostienen muchos socialistas, que Pedro Sánchez, para liderar el todavía principal partido de la oposición y una posible alianza o frente izquierdista para atacar el gobierno y las posiciones conservadoras de Mariano Rajoy.

Sin embargo, el fracaso de Susana Díaz en su alianza con Izquierda Unida de Andalucía da bastante que pensar. Porque esa vía, la del frente, la del pacto de izquierdas, es hoy por hoy la única que en el contexto nacional y en muchas autonomías daría opciones a un relevo del Partido Popular.

Una vía, por ejemplo, que en Aragón viene explorando el candidato socialista, Javier Lambán. Su proyecto pasa, sobre el papel, por un acuerdo con Izquierda Unida y Chunta Aragonesista. Alianza que no va a ser pre--electoral, dada la acordada independencia de las listas, pero que podría tomar forma si la derecha conservadora de Luisa Fernanda Rudi y su socio el PAR no consigue mayoría para gobernar Aragón. El precedente andaluz no ayuda a Lambán, precisamente.