Justificar la anticonstitucional (o sea, ilegal) amnistía fiscal asegurando que así fue como salimos de la crisis es un insulto (otro más) a la inteligencia de los españoles. En realidad, los capitales blanqueados y los impuestos recuperados fueron muy inferiores a los previstos, sobre todo estos últimos. Eso ni nos sacó de trance alguno ni evitó el rescate ni nada de nada. Hay que tener mucha jeta y mucho cinsimo para retorcer de tal manera el argumentario. Pero bueno... Nos estamos haciendo a todo.

La clave de este asunto, como dijo ayer en el congreso la nueva portagoz del Grupo Socialista, Margarita Robles, es simple: ¿cómo pretende el Gobierno obligar a otros a comulgar con una Constitución que luego se pasa tranquilamente por el forro? ¿Qué sentido tiene definir el cumplimiento de las obligaciones fiscales como un deber patriótico, si luego los defraudadores reciben un trato de favor a contrapelo de la mismísima Carta Magna?

Para sacar a España del bache, o eso dicen, aquí se han perpetrado todo tipo de fechorías, de las cuales se enorgullecen hoy sus autores. De esta forma, el interés público ha sido dejado atrás, y mientras las diversas administraciones contrataban sus servicios y actividades con empresas privadas que ahora gozan de las mayores ventajas legales, el dinero de todos servía no sólo para salvar de la desaparición a cajas y bancos reventados desde dentro, sino también para rescatar autopistas, compensar meganegocios frustrados, subvencionar a los amigos, ofrecer créditos fiscales a las entidades financieras y grandes compañías... Todo por la patria y por llenar el bolsillo de algunos astutos patriotas.

Rajoy, como su cuate Montoro, se han acostumbrado a poner sus objetivos políticos y macroeconómicos por encima de cualquier consideración. Nadie debe soslayar la Constitución, nadie ha de hablar con los malditos independentistas, nadie está por encima de las leyes. Salvo ellos, claro, que promulgan amnistías si les place, regalan el cupo al PNV y eluden las leyes: «no sé», «no me acuerdo», «no me consta».