Todos (quiero decir aquellos que pretenden analizar esto con un mínimo de objetividad) coinciden en que Pedro Sánchez estaba obligado a presentar la moción de censura. Vale. Pero es que, además, ya no tiene mucho que perder... aunque pierda. Es el dudoso jefe de un partido en declive, maltratado por las últimas encuestas, que ha perdido espacio político, no acaba de concretar un programa creíble y está superado por los malditos conflictos territoriales. Así que necesita recuperar la iniciativa y hacerse presente. Mejor darse a entender que seguir desaparecido. Y además la competencia se lo ha puesto a huevo. Los del PP le llamarán traidor y todas esas paridas grandilocuentes que incluyen los argumentarios genoveses cuando las cosas se ponen feas; sin embargo, el secretario general del PSOE cabalga de nuevo. Para él, todo un éxito.

A Mariano Rajoy le pasa de lo contrario: está derrotado... aunque gane este envite. Debe preguntarse el jefazo del PP (que ese sí que manda en su partido) por qué ahora quienes le ponían alfombras azules y alababan su retranca conservadora, sus dotes para la gestión económica y sus habilidades parlamentarias le vuelven la espalda, le consideran amortizado y dan por sentado que su relevo es inevitable. Hay que suponerle al presidente la suficiente perspicacia para entender que, si antes (hace dos años) todo se lo ponían a huevo para que siguiese en La Moncloa fuera como fuese, en estos momentos existe una especie de conjura para sacarlo fuera. Los más derechistas, por blando. Los patriotas, por cobarde. Los moralistas, por corrupto (aunque sea in vigilando). Los bancos y las compañías del Ibex, porque no le ven capaz de resolver los conflictos, en vez de dejarlos pudrir.

Claro que en la moción juegan otros. Albert Rivera, a seguro ganador. Pablo Iglesias, a salvar la cara. Los nacionalistas periféricos, a cualquier cosa (incluso a sostener a Rajoy por activa o pasiva) que encaje en sus retorcidas tácticas y sus absurdas estrategias. Unos y otros acabarán haciéndose tal lío que la cosa... incluso puede ser divertida.