Ayer celebró Zaragoza en Común el ecuador de su mandato y con tan fausto motivo el alcalde Santisteve dio por cumplida la mitad de su programa y se mostró satisfecho por ir tan promediado. Cuando el regidor cesaraugustano se pone así de formal y entusiasmado, a uno le da un poquito de pena llevarle la contraria. Además, él no se deja. Se ha empeñado en que su gestión va como la seda, en que no tiene mayores problemas a la hora de gobernar la ciudad (aunque el PSOE e incluso CHA le mueven el sillón a placer) y en que los cambios que prometía ZeC están maravillando al vecindario.

Pero Zaragoza no parece haber experimentado todavía mayores transformaciones ni sacudidas. Ni para mal ni para bien. En mi calle han asfaltado la calzada, eso sí. Por lo demás todo sigue más o menos: se handescentralizado las Fiestas del Pilar, se ha ampliado el carril bici, hay tímidos avances en la planificación de la segunda línea del tranvía. Cosas.

Conste que remediar los desastres que arrastra la capital aragonesa no es fácil. Tantos decenios con el urbanismo entregado a los traficantes de suelo, y con la contrata de los principales servicios en manos de empresas demasiado viciadas (viciosas más bien) no permiten hacer virguerías, y menos cuando la deuda pesa y onerosas cargas llegan desde el pasado para desequilibrar aún más las cuentas. Pese a todo, ZeC se está administrando bastante bien, intenta controlar como puede las contratas ya citadas, ha puesto en marcha los primeros presupuestos participativos de la historia, tiene un acuerdo para la ley de capitalidad y ha logrado la cesión de la avenida Cataluña. Ya es algo.

La mitad de un mandato municipal llega en dos años. Poco tiempo. Pero el alcalde (y ahí viene la mayor de las dudas) no sabe si volverá a ser candidato en el 19, ni siquiera (y eso lo digo yo) si en esa convocatoria electoral estará presente ZeC. El futuro de la plataforma, varios de cuyos integrantes fueron allí medio arrastrados, no está definido. Cada cual va a lo suyo. Y el Príncipe Felipe se sigue llamando Príncipe Felipe.