Sorprende satisfactoriamente que el equipo de Gobierno municipal en Zaragoza tome cartas en el asunto, rectifique y decida reducir los gastos del proyecto complementario del Seminario a cuyas obras hace cinco meses se les dio el visto bueno por un importe de 12,5 millones de euros. De repente y tras las denuncias que pusieron en evidencia los costes desorbitados de algunas sillas de diseño, el alcalde Juan Alberto Belloch frenó semejante despropósito en una época en que la ciudadanía anda con el agua al cuello. Resulta que ahora el modificado puede reducirse en 3 millones de euros (500 millones de pesetas) solo --y como explica el teniente de alcalde de Economía, Francisco Catalá--, "eliminando las obras que no son imprescindibles". ¿En vísperas de la Expo se daba el visto bueno a proyectos prescindibles? Como dice Catalá hay que modificar los mecanismos de contrataciones en bloque, no por falta de transparencia, sino para evitar posibles coladeros de gastos no muy ajustados.