Las autonomías compiten por el espacio aéreo. En esta competencia Aragón también parte con desventajas. No hay un frente o mercado en el que no encontremos algún fleco histórico, alguna rémora o anacronismo que no afecta a los rivales de los lados, de donde sea. Ahora los lados dan la vuelta a la bola y acaban por tocarse. Los lados son todo. Pero con los vecinos inmediaos siempre hay otros niveles de competición. Zaragoza tiene el aeropuerto embargado a todos los efectos por Defensa, por la OTAN, por el paraguas nuclear de Bush y sus antecesores, por las necesidades silenciosas de USA y sus mundos secretos, bases dormidas, cárceles clandestinas, por el guantanamismo en general del mundo desde el 11-S. Pero este embargo de facto tiene problemas gracísimos: no se reconoce y, por lo tanto, no recibe contraprestaciones. Es un embargo históricamente evidente, estadístico, sociológico, hasta religioso, si nos ponemos telúricos, pero no nos ponemos, que los lunes hay que ir a lo práctico. No lo reconocen ni siquiera las autoridades locales. A veces parece que las envían a control remoto, ya con el chip incrustado, todas iguales en lo esencial, y nos limitamos a votarles sin más. Lo esencial es que el centro del valle del Ebro, con Zaragoza como núcleo, está destinado a la defensa de Occidente, y todo lo demás es accesorio, se supedita a esta estrategia, que es ultrasecreta.

No se reconoce. ¿Qué problema habría en reconocerlo? Primero, que es una monserga, porque la gente enseguida saca las bicis a la calle y colapsa el tráfico, que ya está colapsado. Y encima, si te descuidas, se desnudan. Además, cuando una situación secreta se hace pública hay que reconocer que se ha estado engañando a la ciudadanía más de la cuenta. Si la cosa arranca del franquismo (Base USAF 1954, aunque tiene antecedentes geoestratégicos y sicológicos muy remotos), ¿por qué no se ha dicho nada en la democracia? Todo son problemas. Las mentiras enquistadas no hay quién las levante. Si de repente se explicitara esta dependencia habría que echar muchas compensaciones --pero muchas-- al erial para amortiguar el cabreo histórico. Y habría que empezar a negociar de cero el contrato de arrendamiento del año que viene, y del otro, y del otro- De manera que es mejor mantener el silencio. Mientras la gente aguante-

Escritor y periodista