Agricultores aragoneses y catalanes afectados por la falta de salida a sus producciones de fruta de hueso mostraron ayer su protesta en las carreteras. La ayuda ofrecida por la Comisión Europea no cubre sus pérdidas y, lo peor, temen que la situación se haga crónica. No pueden sacar su producción y venden por debajo del precio de coste. Un 30% de la recolección aragonesa iba al mercado ruso, hoy bloqueado políticamente. El sector es consciente de que debe adaptarse, abriendo canales de comercialización o reduciendo la producción para que año tras año no se repita la situación. Un horizonte que exige de afectados e instituciones una labor conjunta en la búsqueda de salidas. Pero para todos los años.