La Semana Santa aragonesa alcanza sus días de mayor apogeo coincidiendo con Jueves y Viernes Santo, pero lo cierto es que desde el pasado fin de semana las calles han sido tomadas por las procesiones. Solo en Zaragoza el número de desfiles programados alcanza las 48. La alta participación tanto de cofrades como de público en general atestiguan el importante florecimiento vivido por esta manifestación que aúna religión y cultura. Si en la última parte del siglo XX dejaron de salir muchos pasos por falta de cofrades, desde el cambio de centuria la programación religiosa y los desfiles de los pasos no han hecho más que crecer.

Al margen de en las localidades del Bajo Aragón donde el arraigo de la Semana Santa y, sobre todo, de sus tambores, se ha mantenido invariable en décadas, otros municipios importantes que habían perdido la tradición la han recuperado. Es el caso de Fraga, por ejemplo, que se encuentra entre las ciudades más pobladas de la región, que recupera hoy la procesión del silencio.

Sin entrar a valorar creencias o confesiones, pues forman parte de la libertad individual de cada ciudadano, que la Semana Santa aragonesa obtenga seguimiento y despierte dentro y fuera de la comunidad es muy positivo. Sin duda que los reconocimientos sucesivos como fiesta de interés turístico, regional, nacional o internacional, según los casos, junto al papel de los medios de comunicación, han contribuido a conseguir este efecto. Se cuentan por decenas de miles los aragoneses movilizados en alguna de las cientos de procesiones que estos días toman los centros de pueblos y ciudades. Y casi por otro tanto los visitantes que ya valoran en el quehacer de las cofradías aragonesas y en la rotundidad de las imágenes exhibidas un motivo para visitar nuestros pueblos, más allá de los de la Ruta del Tambor y el Bombo.

El éxito de la Semana Santa aragonesa, además de la belleza de los pasos y la buena preparación de los cofrades, depende también de la importante movilización de medios y recursos por parte de las hermandades bajo las que se agrupan las cofradías. Con el convencimiento de que durante estos días de mayor tensión, al coincidir más cofradías en la calle y gran expectación entre los visitantes, seguirán desempeñando ese papel, la Semana Santa aragonesa reforzara una imagen cada vez más rotunda tanto dentro como fuera de la comunidad.