Una vez tocada la Casa Real no debería haber marcha atrás en la persecución del fraude fiscal, la corrupción y evasión de capitales en España. Al yerno del Rey le han pillado porque un delegado de Hacienda muy astuto creó en Baleares una unidad especializada que durante cuatro años ha trabajado codo con codo con jueces y fiscales. Y así, desenmarañando la red de corrupción tejida por Jaume Matas, se pudo llegar a los millonarios contratos a dedo que obtuvo Urdangarín y que no fiscalizaban, y a los más relevantes procedimientos judiciales contra la corrupción que se siguen ahora mismo en los juzgados de Palma. Este astuto y responsable servidor público es el zaragozano Raúl Burillo, que fue cesado como responsable de la Agencia Tributaria de Baleares en julio de 2010, cuando más apretaba las tuercas a la Unió Mallorquina de Maria Antonia Munar e iba a iniciar la segunda fase contra un suculento fraude tributario protagonizado por los multimillonarios que salpican con sus yates de lujo los puertos de las Baleares. Es un hecho que Burillo molestaba. Cuando lo cesaron se ofreció a seguir como simple funcionario para acabar los trabajos que había iniciado desbrozando facturas falsas, nidos de sociedades... Pero no se lo permitieron, lo mandaron a Zaragoza donde ejerce como jefe de la Inspección Tributaria. A su marcha, los jueces, fiscales y policías con los que había trabajado le rindieron un sentido y sincero homenaje. Se fue, pero sobre sus investigaciones siguen trabajando jueces tan estupendos como José Castro y Pedro Horrach.