La DGA ha tenido que prolongar hasta el 1 de noviembre la alerta de incendios forestales, que ya finalizaba, ante la situación de sequía que se ha ido prolongando y que mantiene la combustibilidad de los montes con alto riesgo. Ello conlleva una mayor precaución también en las quemas controladas. La escasez de lluvias y las consecuencias ante el riesgo de fuegos forestales exigen, además de la prevención en medios, de la responsabilidad de todos.