El fútbol es el único espectáculo donde las diferencias de calidad pueden ser abismales. Incluso que cueste lo mismo la entrada. Es el único espectáculo que aprueba la misma denominación para un choque entre dos equipos de regional que entre dos de Champions. Y eso no es justo, habría que buscar otras definiciones. Si lo que disputaron (La 1) el martes el Barça y el Atlético de Madrid es fútbol, lo que juegan el 80% de equipos debería llamarse de otra manera. No quiero hurgar, pero ¿es el mismo deporte lo que hace el Real Zaragoza actual?

Tras ver ese encuentro en el Camp Nou, no les extrañe que el fútbol haya sido el acontecimiento mundial que más se ha desarrollado con la globalización. En pocos años se extenderá a toda la tierra, alcanzando cifras de vértigo. Por eso las televisiones dedican actualmente espacios propios al final de los informativos, que suelen ser más extensos que los propios telediarios. Teniendo en cuenta que el grueso del espacio lo copan Real Madrid y Barcelona, calculen el valor publicitario de esos futbolistas: descomunal. Creo que estos deportistas no tienen nada que ver con colegas suyos de hace tan solo diez años. Además de poseer músculos y velocidades asombrosos, solo los que poseen una mente capaz de convivir en un mundo global, alcanzan la cima. Personajes que por la mañana emprenden un viaje a China y por la noche graban un spot publicitario. Sin pestañear. El encuentro Barça-Atlético reunió a la crema. Por eso urge ya que le cambien el nombre a ese deporte.