Supongo que será legal, como han dicho él, sus familiares y amigos, amén del presidente Rajoy... pero no consigo dar con el porqué de semejante caso. Quiero decir que, siendo un ciudadano normal y corriente, no logro comprender cómo una familia española, la del actual fiscal jefe anticorrupción, Manuel Moix, se las arregló para trasladar la titularidad de su domicilio a una sociedad off-shore panameña. Por lo visto el objetivo de la operación era ocultar la posesión del inmueble. ¿A la Hacienda pública?, ¿a posibles acreedores?, ¿a quienes pudiesen ejecutar un embargo o cosa similar? Admito que lo mío es pura y simple ignorancia. La de quienes tenemos el piso y la casa de la playa a nuestro nombre, guardamos los ahorros en la caja-banco de rigor y heredamos a pecho descubierto (porque todo está a la vista y ocultarlo, además de impropio, es imposible). Por eso flipamos en colorines cuando descubrimos que por ahí existe gente exótica o avispada o misteriosa o no se sabe qué, capaz de irse al Caribe a inscribir allí sus propiedades de acá.

La verdad es que Moix se está revelando como un caso aparte, un virguero cuya capacidad para provocar desconcierto y polémica resulta prodigiosa. Que le hayan nombrado jefe de la Fiscalía dedicada de manera específica a luchar contra la corrupción viene a desvelarnos cómo funciona el sentido común rajoyano. Se trata, según vamos viendo, de designar personajes extravagantes y formalmente anómalos para cargos de muy alta responsabilidad, de defenderles a capa y espada cuando es preciso que sean fuertes (los personajes en cuestión) porque les está saliendo a relucir alguna caca, y de negarlos finalmente o referirse a ellos mediante perífrasis abstractas cuando salta el escándalo y ya no es posible disimular el chandrío.

En este país, el presidente del Gobierno (cuyo testimonio en el caso Gurtel se espera con mucho interés) nos tiene sumidos en la perplejidad y el mosqueo. ¿Se nos ríe? ¿Es un cínico? Solo queda una salida: dar por sentado que cuando algo no se entiende... es sospechoso.