Es difícil predecir las consecuencias del 1-O, si (como aventuran muchos) desemboca en unas elecciones anticipadas, generales en España y autonómicas en Cataluña. Entonces, los partidos que más han tensado la cuerda estos últimos años (PP y C’s de una parte y Esquerra y la CUP de la otra) recogerán los réditos de su habilidad a la hora de atizar el fuego de las emociones patrióticas. El palo se lo llevarán las izquierdas, PSOE y Podemos, a quienes, por si acaso, los frentes nacionales de aquí y de allá no cesan de acosar y denigrar. Se masca, auguran los pesimistas, una tragedia sin precedentes: una mayoría absoluta en el Congreso capitaneada por Rajoy y Rivera, y un Parlament dominado de punta a cabo, en proporciones nunca vistas hasta ahora, por los secesionistas encabezados ya directamente por Junqueras y los suyos. Despues ya... cualquier cosa.

Tan alarmados están los thinks tanks progresistas, tanto en Madrid como en Barcelona, que algunos de sus integrantes ya amagan con reclamar una reedición del Frente Popular (Frente de Salvación,más bien) para no perder energias electorales si hubiese que ir a las urnas, y para configurar un programa común en relación con el problema territorial y otros asuntos no menos importantes (yo diría que más). Pero, bueno, estamos hablando de intenciones aún no expresadas. Ya veremos.

Mientras, y con Cataluña pendiendo sobre nosotros cual espada de Damocles, sería bueno reparar en que la única socialdemocracia europea que está avanzando en medio del desastre general es el laborismo de izquierdas de Corbyn, el abuelo británico. Gana terreno y acumula fuerzas contra todos los pronósticos de quienes previamente le habían considerado un perdedor, un friki sin presente ni futuro. Cuando el socialismo alemán paga cara la coalición con Merkel, en Reino Unido el veterano y provocador Corbyn se rodea de jóvenes cuadros (atentos a Owen Jones, un treintañero clavado a Errejón en el físico y en el discurso), y empieza a ser creíble como futuro primer ministro. Es lo que tiene saber dónde se está y qué se quiere.