Al margen de que Rajoy presente su campaña en un vídeo filmado en Moncloa, lo que no dejaría de ser una vulneración de las normas electorales, me ha impresionado la inercia del PP a la hora de afrontar la nueva cita con las urnas. El eslogan ("España, en serio") será el mismo del 20-D, solo que con un sobreimpresionado: "Ahora más que nunca". O sea: si no queréis taza, taza y media (o dos tazas... o la cafetera entera). El presidente en funciones ha llamado a los suyos a luchar contra la ofensiva de las hordas rojas que quieren acabar "con todo lo bueno que tenemos". Pero viéndole en el spot con esa abulia, ese desagrado y esa falta de entusiasmo, uno podría pensar que tal vez el propio jefe conservador es consciente de cuán anormal resulta su concurrencia a unas nuevas elecciones sin cantearse un milímetro de la actitud que le llevó a perder las anteriores.

Vamos hacia el 26-J siguiendo una ruta extraña, impropia de un sistema democrático dotado de alguna frescura política. Ni Rajoy ni Sánchez deberían repetir como candidatos, por la simple y evidente razón de que ambos obtuvieron en mayo unos resultados desastrosos. Si pudieron seguir tan tranquilos al frente de sus respectivos partidos (bueno... el socialista aún tuvo que esforzarse para salvar el pellejo, pero lo del otro es de nota), es porque PP y PSOE son organizaciones verticales y herméticas. Así, los dos candidatos principales repiten la jugada con los mismos equipos, los mismos argumentarios y la creencia de que su gestión de los últimos meses hará que la ciudadanía repare en alguna virtud suya que haya podido salir a la luz.

Definitivamente, la alianza entre Podemos e IU es la única novedad que nos llevaremos a la boca. Lo cual focalizará sobre ese bloque popular buena parte de los movimientos tácticos que se produzcan durante la campaña (o sea, desde ya), incluidos los que pueda hacer Ciudadanos. Albert Rivera quiere poner en valor su imagen pactista y su capacidad para ser el remache de la gran coalición. Entonces... ¿Todos contra Podemos-IU? Si es así, a Iglesias y a Garzón les van a poner en casa.