En la tarde de ayer Rajoy se sintió vencedor. No por haber ganado su congreso, que era cosa sabida de antemano, sino por el resultado de Vistalegre II, que encaja perfectamente en los presupuestos conservadores. Se supone que Iglesias, alentado por su victoria interna, se enfrentará con el sistema en pugna desigual. Y perderá. Por otro lado, el PSOE oficial no parece ser nada, si atendemos a la última soflama de Susana Díaz. ¿Por qué, entonces, (se pregunta don Mariano) no gana terreno electoral el superunido y entusiasta PP?

Han ocurrido cosas curiosas. Por ejemplo el hecho de que el supuesto posleninismo ganase un congreso, el de Podemos, complejo, cainita e internamente fracturado (mal van las cosas cuando en un acto de naturaleza izquierdista se grita desesperadamente ¡U-ni-dad!, ¡u-ni-dad! ), pero también abierto, democrático, transparente y de resultados (a priori) inciertos. Sin embargo, la organización conservadora cerró su cónclave con una votación «a la búlgara» y una servil ovación digna de la peor liturgia estalinista.

O la incomprensible presencia en Madrid de la presidenta andaluza, a la que se supone jefa suprema del PSOE. Para montarle el acto paralelo a los congresos ajenos fue desbordada con asombrosa alegría la vocación institucional de la Federación Española de Municipios y Provincias. Para nada. A esta señora le gusta ganar, vale. Como a todos. ¿Tiene algo más que decir, proponer o argumentar? No lo parece.

Podemos, tras el plebiscito ganado por Iglesias, ya es un partido como debe ser. Al final, por Vistalegre se paseó no solo la errante sombra de Caín, sino también el fantasma de una izquierda (Largo Caballero, Pasionaria, Negrín, Carrillo, Anguita... inflexible, retórica, ensimismada, religiosa e incapaz de vencer.

¿Sí se puede? Rajoy se acostó ayer pensando que quien más puede es él. Esa misma mañana, en Zaragoza, todas las izquierdas se reunieron en el funeral de Vicente Ferrer. Se reconocieron. Se abrazaron. Cantaron La Internacional. Luego, cada cual se fue por su lado. Lo de siempre.