El fútbol ocupa un espacio significativo en el PIB español. Por tanto, es asimismo relevante en las actividades colaterales a la creación de riqueza: el fraude fiscal, la corrupción corporativa (empezando, parece ser, por la propia Federación Española), la ostentación, la chulería y, si se puede, la socialización de pérdidas. Así que la temporada que ya calienta motores se va a caracterizar por la locura de los fichajes, la gran burbuja de las estrellas que mueve cientos de millones como si cualquier cosa, el proceso por evasión a Cristiano Ronaldo, la fuga de Neymar pagada a precio de oro y la curiosa circunstancia de que el presidente in absentia de la citada FEF, Ángel María Villar, sigue mandando desde la sombra en el balompié patrio.

Es una fiebre incurable, una locura. Llegados a tal punto, mucha gente del común ve tan normal y aceptable que a cualquier trabajador le paguen menos de mil euros al mes, mientras los genios de la bola (analfabetos funcionales en su mayor parte) se levantan los millones por decenas. Es el dinero el motor que mueve a los equipos, gana copas y ligas y forja la adhesión global a las escuadras más exitosas. Ahora vas por cualquier país lejano y exótico, te paran en un control de policía, tu te acojonas... y entonces el agente baja el cañón del kalashnikov y te dice sonriente: «¡Ooohhh, un español!... ¿Del Madrid o del Barça?»

En medio de este delirio, es comprensible la felicidad que embarga a tantos zaragocistas. Podrá el equipo de sus amores jugar de la peor manera y fiar su destino a la supervivencia en una Segunda División carente del más mínimo interés... Podrá también fichar jugadores absurdos o protagonizar partidos tan patéticos que la vergüenza ajena de los espectadores supere al aburrimiento... Pero todo será auténtico, modesto, provinciano y espontáneo: un festival de jóvenes promesas, veteranos en prejubilación, paquetes reconocidos y otros virgueros. Sin trampa ni cartón. El Huesca, ¿ves?, ya se me hace demasiado ambicioso, creativo y competente. Lo que mola es la modestia. ¡Aupa el Zaragoza!