La Navidad suele traer el anuncio de buenos gestos y propósitos. Nuestro honorable Gobierno rajoniano quería estar a la altura, y más después de 7 años de corazón gélido. Así, en estas Pascuas 2017 nos regala la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Pasaremos de los 706 euros actuales a los 850 euros, que se alcanzarán en el 2020 si los astros están de nuestra parte, esto es, si nuestro PIB crece anualmente un 2,5% y se crean más de 450.000 puestos de trabajo por ejercicio. No son pocas ni fáciles de lograr las condiciones que deberán cumplirse para hacer realidad la mejora prometida, y sin embargo, nuestro comandante en jefe y el séquito de sindicatos del reino venden el acuerdo como «razonable y sostenible» en «un país que avanza en la igualdad del empleo». Suena a risa escuchar a los máximos dirigentes sindicales que se trata de una importante conquista social, cuando todavía quedan en España, la 15ª economía mundial, más de tres millones de personas que buscan empleo. Precisamente, por ocupar puestos destacados del ranking económico mundial, deberíamos pensar que la medida es insuficiente, especialmente si comparamos el SMI español con el de otras economías europeas, a priori bastante parejas a la nuestra. No es de recibo que una Alemania, Francia, Bélgica o la misma Irlanda, a la que tanto se nos equipara, cuenten con un SMI en torno a los 1.500 euros, y nosotros, en la mitad y condicionados a, cuando el coste de la vida en unos y otros países no es tan diferente. Dejen de hacer márketing navideño y practiquen la magia de estas fechas.H*Periodista y profesora universitaria