La Ejecutiva federal del PSOE debatió el lunes la postura del partido ante el Estatut de Cataluña. Lo hizo sin el ambiente crispado que las declaraciones de algunos dirigentes socialistas hacía temer. Zapatero reiteró su tesis de que es una oportunidad histórica para adecuar el Estado de las autonomías al siglo XXI, pero subrayó la necesidad de un esfuerzo común con Cataluña para pactar un texto acomodado a la Constitución y al "interés general". Encajar el Estatut en este marco, sin desvirtuar la propuesta apoyada por una gran mayoría en el Parlament, no parece un proceso fácil, pero los socialistas quieren encararlo con serenidad.

Hasta ahora, la actitud de Zapatero con Cataluña parece suponerle, según diversas encuestas, un coste electoral. El anticatalanismo visceral que azuza el PP y algunos medios de comunicación nacionales es virulento. Tampoco contribuyen a serenar los ánimos la postura de algunos hombres públicos, como la del gobernador del Banco de España al relacionar el Estatut de Cataluña con un debilitamiento de la economía española. Pero si la responsabilidad y el realismo se imponen tanto en el PSOE como en los partidos catalanes, se podrá aprobar un Estatut positivo para Cataluña y para España.