Se da la circunstancia de que alguien puede ser recriminado por hacer uso de unos vestuarios que no corresponde con el sexo al que pertenece. Pero dadas las circunstancias la duda se plantea cuando los padres de un discapacitado tienen que ayudar a su hijo a ducharse entrando en el vestuario masculino porque el femenino esta cerrado, esto ocurrió en el club El Soto. Estas situaciones resultan ser complicadas para muchas familias que necesitan a dos personas para asear a otra con discapacidad; a qué baño acudir, ya que estas estancias adaptadas suelen estar dentro de los vestuarios y duchas comunes. No se han previsto soluciones para estos casos y evitar herir susceptibilidades y preservar la intimidad. Aunque, tampoco ocurriría nada, si es un hecho puntual y circunstancial y se avisa a los responsables. Las adaptaciones para minusválidos en el contexto urbanístico han mejorado pero aún quedan muchas barreras por solventar, una simple acera sin rebaje es suficiente para colapsar la movilidad. El Soto es un club deportivo de socios militares que, en más de una ocasión, se ha reivindicado para que se abra a los vecinos del barrio de La Almozara, ya que con sus más de 26.000 habitantes no tienen un centro deportivo municipal, el que tenían, el Parque Municipal Deportivo Ebro tuvo que ser cerrado por el gran deterioro que sufrió al ser abandonado en su mantenimiento por el consistorio. Por ello sería deseable que El Soto se hiciera de él un uso compartido como ocurre con el hospital Militar, parece que fuera natural, ya que es el Ministerio de Defensa quién aporta presupuestos para el mantenimiento del club. En definitiva, dineros públicos para uso público, sería lo lógico y racional. Pintora y profesora