La gestión del agua sigue despertando recelos en Aragón. Mientras la ministra de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, asistía a unas jornadas de Riegos del Alto Aragón e incidía en la necesidad de pactar el Plan Nacional por el Agua, el Gobierno aragonés ha condicionado su apoyo a que se descarten los trasvases. Los regantes, por su parte, lo supeditan a las obras de regulación pendientes de Biscarrués y Almudévar, así como a la transformación de 30.000 hectáreas de regadío previstas. Un Plan Nacional por el Agua, desde luego, debe tener muy en cuenta las demandas de los diferentes afectados en la cuenca del Ebro. Y las reivindicaciones que solicitan.