Innovate o morire. Avanza la telecabina que unirá la Expo con La Estación de Delicias. Expresan temores y prevenciones por si no fuera rentable. El alcalde ha dicho que si no es rentable se quita y a correr. Para eso son las cosas portátiles, móviles, de quita y pon. Cosas y conceptos. No como el Fleta o el Seminario, que los hicieron de ladrillo, a mala idea. Bueno, el Seminario con poco ladrillo. Más con adobe. Teleférico y azud. De punta a punta. Cuantas más cosas, mejor. Teníamos sed de artilugios. Sed de lo superfluo.

Lo queremos atar todo para el postexpo, pero si algo ha resultado una fruslería, un capricho, pues qué. Sed de lujos. Uno de los momentos cumbre de La silla de Fernando (Fernán Gómez), que todos lo son, es cuando dice que le hubiera gustado disfrutar del lujo y el despilfarro. Y a quién no. Lo explica tan bien. Esa peli hay que repescarla una y otra vez. De todas maneras, y en la línea seudoutilitarista que nos contrae, ese teleférico sería fastuoso (fastuosamente útil, que ya es el colmo) si tuviera una parada intermedia. Sí, como el metro y/o tranvía (el que no han hecho en estos mil años). Como los buses, pero sin tufarrón. El teleférico podría tener una parada intermedia en La Almozara, así que serviría para el transporte ciudadano, el de los atascos y la long frecuencia. Si es que técnicamente un teleférico puede tener parada intermedia. Entonces ya sería rentable, sostenible, etc. Y de paso se eliminaría esa cicatriz Delicias-Almozara que tampoco con esta Expo y estas megaobras se evita, pues el soterramiento de los trenes (soterramiento español barato, de pega) no es tal: es un cajón elevado, como siempre. Entonces, tras dar muchas vueltas, tras forzar al denso rudismo en su plácida horticultura, lo que hemos conseguido es una pasarela de 240 metros. JAJAJA. Tanta monserga para acabar en una pasarela. Para eso ya teníamos el mecano de Delicias.

Claro que la pasarela será de diseño, curvas y tal. Pero una pasarela siempre es un parche, una chapuza, molestar al ciudadano y a la cludadana con su carrito: de compra, de bebé, de ambos. No nos abrasen antes de hora con la rentabilidad del teleférico, aramones: nos montaremos sin queremos. Hagan bien su trabajo las autoridades, provean de utilidad a los engendros. Y si no, mero luxe. Que también mola. O Sagasta.

Periodista y escritor