Habrá imaginado el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, que los temporales saben leer las fronteras y cuando llegan al límite entre comunidades se activan o se diluyen. Solo así se entiende su promesa de apoyar a los afectados por los efectos de la nieve y de las inundaciones en el Comunidad Valenciana. Se justifica que ante el presidente de esta región vecina, oriundo del Maestrazgo castellonense, prometa el oro y el moro. Pero... ¿qué ocurre con los municipios de Teruel limítrofes con Castellón que tienen exactamente los mismos problemas? Le salva al ministro que aquí, la DGA, está a verlas venir, y ni siquiera ha considerado que estas zonas sean merecedoras de ayuda estatal, como sí lo son las valencianas.