Escribo para una serie televisiva ubicada a finales de los 60 y también adapto al cine una novela que en parte transcurre en 1977, por lo que visito con frecuencia las hemerotecas digitales. El archivo es la mejor máquina del tiempo, pues las noticias no son lo único que determina una era, sino también la publicidad. Sea de grandes marcas o de pequeños anunciantes, nos enseña cómo éramos, qué deseábamos, de qué queríamos servirnos y de qué protegernos. En una de esas pesquisas, me topé con un artículo de título tan atractivo que no pude resistirme. «La crisis de identidad del PSOE», decía. Se lo resumo: junio de 1977, el PSOE se presentaba a las primeras elecciones democráticas «enfrentado» y con una grave «ruptura interna». ¿Les suena? En aquel entonces, los que ahora son los mayores eran los jóvenes y el adversario eran los del exilio, los históricos. Se disputaban el control de los órganos internos y a los jóvenes se les achacaba que improvisaran los cuadros con gente poco capacitada o significativa que podía llevar al partido al desastre si no a la desaparición. ¿Les suena? Se hablaba de crisis de identidad porque el PSOE, ideológicamente, perdía su lugar al disputar a los comunistas la izquierda, mientras el PCE (donde dice comunistas, pongan Podemos), contribuía a la confusión adoptando algunas posiciones propias del socialismo, con lo que los simpatizantes socialistas solo percibían un «confuso revoltijo». Moraleja: cuando sientan desánimo al leer la prensa, viajen a la hemeroteca. Los males de hoy ya los vivimos antaño y no salimos tan mal parados. H *Cineasta