Una de las muchas incógnitas que penden sobre el futuro gobierno de Mariano Rajoy, si es que llega a configurarse en las inminentes sesiones de investidura, sumando suficientes votos de la Cámara, es el de su duración. Si alcanzará a concluir la legislatura entera, a permanecer en el poder hasta 2020, o caerá antes víctima de falta de apoyos.

¿Cómo saberlo?

Sólo un vidente dotado con la facultad de la precognición podría anticipárnoslo. Puesto que no lo tenemos a mano, habrá que tirar de intuición o deducción, experiencia y análisis, no siendo otras las armas de la razón. Y ésta nos dice que don Mariano, con sus 137 diputados sólo dispondrá de apoyos coyunturales de los otros grupos de cariz conservador.

Entre ellos, los viejos fenicios de CDC, con su cabeza de hidra Francesc Homs a la cabeza, los primeros que han puesto precio --la constitución de un grupo parlamentario propio-- a su ayudita para formalizar la Mesa del Congreso, bajo la presidencia de Ana Pastor. Hay cosas que nunca cambian.

Pero no sólo los convergentes van a pasar el cepillo en la parroquia del PP, también el PNV se apresta a reeditar sus gloriosas misas concelebradas con José María Aznar, cuando al País Vasco le llovieron competencias e infraestructuras que ya las querrían para sí otras autonomías, como la aragonesa. Territorio el nuestro que, al carecer de voz autóctona en el parlamento español, siendo todos nuestros diputados y senadores de obediencia nacional, no ha merecido atención ni relieve político en lo que va de año en funciones.

La razón, en cualquier caso, nos dice que Rajoy no lo va a tener nada fácil, y que bien pudiera a mitad de legislatura, incluso antes, enfrentarse a una moción de censura.

Apuesta que, con la matemática parlamentaria en la mano, podría perder, de la misma manera que el PSOE acaba de perder su único cargo institucional, el que ha ostentado Patxi López el Breve durante la presidencia previa de la Cámara Baja.

El pasado mes de enero, su Mesa se constituyó con un acuerdo PP--PSOE que hacía aventurar la gran coalición. Pero no pudo ser y los populares, a cambio de mecenazgos del Estado, se sostendrán con las ayuditas de C's, PNV y CDC.

Al fin y al cabo todo queda en casa del centro derecha, y del Señor.