¿Celebraron este 9 de mayo nuestro cumpleaños como europeos? Mal hecho si no fue así. No es fácil sentirse europeo, especialmente cuando uno no conoce la verdadera importancia que tiene ser ciudadano miembro de la UE, cuando uno no es consciente de que todo lo que hace, le rodea y determina su día a día está dictado por Bruselas, el corazón-epicentro-eje central de nuestras vidas. Ahora empiezan los brexinianos a enterarse de lo que es estar fuera del club europeo, y eso que no ha comenzado su periplo en soledad. Que a veces no comprendamos la maquinaria comunitaria porque nos resulte compleja, básicamente porque no estamos familiarizados con ella, un desconocimiento inducido por los propios Estados, y es que durante muchos años los gobiernos estatales se han empeñado en robarle su alma a la UE, echándole la culpa de todo lo que ellos no sabían defender o gestionar, no significa que la Unión sea una pura entelequia. Legisla, luego existe, pese a que a sus 60 añitos, todavía la podamos considerar un bebe-institucional, pues para una criatura de naturaleza tan particular, un supra-estado unido en la diversidad, esa edad es equiparable en el desarrollo humano a los 6 añitos. Tiene corazón, por supuesto, pero el de un niño de esos años, por ello late con más frecuencia que el de un adulto y nos da algunos pequeños sustos. La UE está más viva que nunca, solo necesita creer en ella misma y en el poder de la sabiduría colectiva y el amor incondicional hacia la especie humana que la inspiraron. Bailemos a ritmo del UE-soul.

*Periodista y profesora de universidad