Doce años después del cese de la actividad en la fábrica de Inquinosa, en Sabiñánigo, las instalaciones siguen tal cual las dejaron en 1992. Decenas de bidones ¡de cartón! con bolsas de lindano, algunas abiertas y esparcidas, se apilan en las naves y en el exterior junto a garrafas con benceno, metanol y otras sustancias químicas para la fabricación de pesticidas, hoy prohibidos. En plena polémica por el inadecuado tratamiento de los residuos en los vertederos --Bailín y Sardas-- que han llevado a la contaminación del Gállego y sus embalses, urge que el Gobierno aragonés incluya entre sus prioridades la factoría, ordene el traslado de los materiales al vertedero y se descontaminen los terrenos. Si como todo parece, la propiedad del complejo es privada, siempre cabe una acción subsidiaria con reclamación posterior.