Tienen razón quienes se quejan de que el tranvía no es suficiente para desalojar el repobladísimo sur zaragozano en las horas punta de la mañana... y acoger el retorno del vecindario en las horas punta de la tarde. Pero también lo tienen los padres que ayer protestaban contra el eventual retraso en la construcción de colegios en la zona. O quienes pudieran quejarse por el ruido de los aviones (cuyo sobrevuelo de Valdespartera y Arcosur provoca uno de los espectáculos más futuristas de la Inmortal ciudad), la falta de servicios, el deficiente mantenimiento de los viales (que se dejará notar enseguida), la necesidad de centros cívico-culturales y cualquier otra cosa. Es lo que ha tenido que planificar Zaragoza sin más orden ni más concierto que los intereses del sector inmobiliario (en tal sentido, es recomendable y aleccionador ir al blog de la famosa asociación A Zofra, buscar y leer su esclarecido trabajo sobre Arcosur).

El sur, que por supuesto existe y tiene los mismos derechos que cualquier otra zona de la capital aragonesa, estuvo en el candelero recalificador a partir de los 80, con sucesivas intentonas destinadas a rematar el fabuloso negocio de quienes en su día compraron los acampos a precio de estepa irredenta y acabaron vendiéndolos por un pastón el metro cuadrado. Allí, por supuesto, acabó mojando el que pudo. Desde los promotores constructores habituales hasta las cooperativas (sindicales o no) de viviendas. Con el gobierno municipal actuando al servicio de dicha remojada, sin tener en cuenta el inmediato futuro ni los gastos que supondría aquella expansión ni el impacto negativo sobre las áreas degradadas de la ciudad compacta... ni nada de nada.

Y es curioso: en esta bendita urbe Heroica y Muy Heroica, donde tan prestos estamos a montar grandes debates y polvaredas por cualquier pijada, la (des)planificación urbanística se ha producido como una especie de fenómeno fatal, a veces sin más bulla que algún comentario crítico o alguna espantada declaración de la Federación de Barrios. Así hemos llegado al presente desatino.