Los mismos que han tenido que ver con la absoluta degeneración de nuestra democracia social, lanzan mensajes destinados a desestabilizar cuanto antes los hipotéticos procesos regeneradores. Digo hipotéticos, porque el cambio depende de una voluntad ciudadana sometida a presión y de unos nuevos actores políticos cuya capacidad para afrontar los actuales retos aún no se ha demostrado. Pero que la regeneración resulta imprescindible es indudable. El saneamiento radical de las altas instancias políticas y administrativas, y el replanteamiento total de su relación con la actividad económica privada no puede demorarse más, o no levantaremos cabeza.

Un espeso argumentario sobre la manifiesta incapacidad y la perversión ideológica de Podemos&cía emerge de todos los ámbitos concernidos por cualquier giro de 180 grados. Sobrevalora la experiencia de quienes saben cortar bacalao institucional, y asegura que los novatos ya han caído en los vicios de siempre (son secretistas, interesados, manipuladores e incluso corruptos) y van a ser tan casta como los más castizos. El "todos son iguales" se convierte finalmente en la triste y mísera conclusión de quienes desean fervientemente dejarlo todo como está (ni gatopardismo, oye). Y ya surgen voces exigiendo que los medios dejen de cebarse en los casos de corrupción, si tales casos afectan a personas, partidos y entidades de orden.

Con las generales a la vuelta del verano, cunden los nervios. Más aún porque las nuevas izquierdas (y otras no tan nuevas pero que han sabido abrirse paso por la ventana de oportunidad) podrían fraguar un entendimiento, una aproximación, una plataforma electoral de unidad popular... un algo. Y eso produce pánico entre ese amplísimo sector empresarial que predica liberalismo extremo pero practica el saqueo del erario mediante el tráfico de influencias. ¿Qué pasará si Podemos, IU, Compromís (y CHA, por supuesto), Equo, Mareas Atlánticas y los más diversos movimientos sociales acuerdan nuevas candidaturas en común para el Congreso y el Senado? De infarto, oigan.